La verdad es que llevaba tiempo dándole vueltas al tema y por fin me he decidido: voy a comprarle un andador a la pequeña heredera a ver si así consigo darle algo de tregua a mis riñones.
Como ya os comenté, Aitana se pone de pie desde hace tiempo y anda (ayudada de las manos, claro está) desde hace varias semanas. Cada vez la veo más suelta y camina a más velocidad así que pensé que un andador (además, en mi casa tengo un pasillo más largo que un día sin pan) sería buena idea. El problema: aún no he encontrado el idóneo para ella. Tenía claro que antes de comprarlo quería que lo probase, a ver si le gustaba o pasaba de él, y a ver si era lo suficientemente mayor como para utilizarlo.
El otro día estuve en la tienda Eurekakids (una maravilla de tienda que tiene cosas increíbles y preciosas) y probó varios andadores. Al principio la mujer me ofreció un correpasillos que me dijo que era la pera limonera, pero en el momento en el que senté a Aitana en esa especie de bici-araña (véase la foto de la izquierda) me miró con cara de ¿y eto qué e? Le dije sutilmente a la señora, que la veía un poco pequeña para eso, que mejor el típico andador. La verdad que eran todos preciosos, de madera, con una parte para jugar delante... pero ella se embalaba y no la podía dejar sola si no quería que la pobre se pegase un buen castañazo. Ella quedó encantada, pero habría que buscar uno que fuese más despacio.
Había visto algunos que tenían en las ruedas un sistema para que tú eligieses la velocidad, eso sería perfecto, y como en El Corte Inglés tienen de todo, pues allá que fui. Un dependiente bastante poco amable y con poquísimas ganas de vender me señaló, a lo lejos, dónde estaban los andadores (ni se molestó en acompañarme y mucho menos en aconsejarme) así que me entretuve un rato buscando y mirando a ver cuál era el mejor. La verdad que de precio... caretes (en Eurekakids tampoco los regalaban). Encontré uno que, físicamente me parecía un poco feo, la verdad, pero tenía el sistema de ruedas que andaba buscando. Perfecto, lo pruebo y si no, lo devuelvo.
Llegué a casa ilusionadísima con unas ganas tremendas de probarlo (es el de la foto de la izquierda). Lo monté y se lo puse con las ruedas "frenadas". Ni gracia le hizo. El esfuerzo que tenía que hacer para mover el cachibache era demasiado grande así que desistió. Le quité el frenado de ruedas (por lo que entonces iría igual de rápido que los de madera) y así le gustó más. Resultado: andador devuelto porque estéticamente no me mataba y el sistema de frenado no le hacía nada de gracia. Además tenía otro problemilla... el espacio entre las ruedas de atrás era poco (quizá para lo torpones que son los bebés al principio) y entonces la niña estaba cada dos por tres tropezándose con las ruedas.
Así que en esas estoy, buscando un andador bueno, bonito y barato para la heredera que permita un descanso a mis riñones.
¿Alguna recomendación? ¿Vuestros hijos utilizaron andador? ¿A qué edad?
lunes, 29 de junio de 2015
miércoles, 24 de junio de 2015
Acceso con carrito
Antes de que naciese la heredera la verdad es que no me lo había planteado, pero una vez me planté sola, con el carrito, por la calle... es cuando te empiezas a dar cuenta de las cosas.
Situación 1: Voy paseando por el centro de Madrid, la niña llora, tiene hambre, busca corriendo una cafetería para poder darle el pecho. Descartas las que ves que el carro no entra ni por la puerta, o las que a simple vista vas a tener que sortear varias mesas y sillas para poder sentarte. Llegas a una franquicia, muy conocida, de meriendas, está casi todo vacío así que eliges el sitio donde menos moleste el carrito (o al menos eso hago yo). La heredera termina de comer y tiene pastelito. ¿Perdona, en el baño entraré con el carrito? No, el carrito seguro que no entra, puedes entrar solo tú. Ajá ¿y qué hago entonces? ¿lo pliego y me lo meto en el bolsillo? Pues nada, ante estas situaciones una se hace experta en cambiar pañales encima de las rodillas.
Situación 2: (esta no me pasó a mi directamente pero sí a alguien conocido) Estás en una terraza, tranquilamente tomándote algo, sola con tu bebé y el carrito. De pronto la vejiga te da una aviso y tienes poco tiempo para reaccionar. Necesitas ir al baño urgentemente, pero el carrito no cabe ¿Qué haces? ¿dejas al bebé solo? Pues nada, llamas a tu hermano que por suerte está cerca para que venga y se quede con el niño mientras vas al baño.
Situación 3: Voy a una tienda de ropa y, aunque no soy de probarme las cosas en la tienda (siempre me ha dado una pereza horrible y prefiero probármelo en casa tranquilamente) en esta ocasión sí que tenía que probármelo allí mismo porque estaba en el quinto pino de casa. Voy sola con la pequeña heredera en el carrito y pregunto si hay probadores amplios, donde pueda caber con el carro (obviamente no voy a dejarlo fuera). Sólo tienen uno grande, por lo que tengo que esperar... Más de 20 minutos a que saliese una señora que se estaba probando media tienda. Por favor, pongan tres o cuatro o cinco probadores amplios, que tampoco cuesta tanto.
Puede parecer una tontería, pero cuando vas sola, no lo es. ¿Acaso nadie piensa en los carritos? Y ya no en los carritos, que al fin y al cabo, a una malísima, puedes llevar al niño en brazos pero... ¿y las sillas de ruedas? (si no cabe un carrito, tampoco lo hará una silla) ¿Por qué hay tan mala accesibilidad para estas cosas?
No hablo sólo de pequeños bares y restaurantes que, si el espacio no lo permite, no puede hacer mucho más (aunque deberían tener una solución ya que no veo justo que las personas en silla de ruedas no puedan acceder a estos sitios) sino de grande franquicias que tampoco tienen facilidades para ello.
¿Sabéis lo que han conseguido conmigo? que si voy sola sólo vaya a determinados sitios en los que me garantizo que hay baños grandes (además de con cambiador) y que el carrito cabe perfectamente. Es una verdadera pena que pasen estas cosas hoy en día, que llegues a una tienda y que no puedas acceder a la planta de arriba porque hay cuatro escalones que se te hacen un mundo. Es una pena que varias tiendas y bares tengan dos o tres escalones a la entrada que te dificulten un poco el acceso (esto no lo digo ya tanto por el carrito, sino por las sillas de ruedas) y lo que es más lamentable aún (que me pasó una vez y casi me muero de la vergüenza) es que una señora te eche la bronca en el autobús porque vas con un carrito de bebé y ella se ha tenido que mover para que te puedas colocar en el espacio reservado para sillas y carritos. Todo el autobús se le echó encima y le invitó a bajarse del autobús si tanto le molestaba el carrito (en ese momento sólo quería morirme), no tiene ninguna razón y era una cascarrabias pero, el mal rato te lo hace pasar.
Pongamos todos un poquito de nuestra parte para facilitar este tipo de cosas.
¿Tenéis alguna experiencia negativa con este tipo de cosas? ¿La mala accesibilidad os ha impedido hacer algo?
Situación 1: Voy paseando por el centro de Madrid, la niña llora, tiene hambre, busca corriendo una cafetería para poder darle el pecho. Descartas las que ves que el carro no entra ni por la puerta, o las que a simple vista vas a tener que sortear varias mesas y sillas para poder sentarte. Llegas a una franquicia, muy conocida, de meriendas, está casi todo vacío así que eliges el sitio donde menos moleste el carrito (o al menos eso hago yo). La heredera termina de comer y tiene pastelito. ¿Perdona, en el baño entraré con el carrito? No, el carrito seguro que no entra, puedes entrar solo tú. Ajá ¿y qué hago entonces? ¿lo pliego y me lo meto en el bolsillo? Pues nada, ante estas situaciones una se hace experta en cambiar pañales encima de las rodillas.
Situación 2: (esta no me pasó a mi directamente pero sí a alguien conocido) Estás en una terraza, tranquilamente tomándote algo, sola con tu bebé y el carrito. De pronto la vejiga te da una aviso y tienes poco tiempo para reaccionar. Necesitas ir al baño urgentemente, pero el carrito no cabe ¿Qué haces? ¿dejas al bebé solo? Pues nada, llamas a tu hermano que por suerte está cerca para que venga y se quede con el niño mientras vas al baño.
Situación 3: Voy a una tienda de ropa y, aunque no soy de probarme las cosas en la tienda (siempre me ha dado una pereza horrible y prefiero probármelo en casa tranquilamente) en esta ocasión sí que tenía que probármelo allí mismo porque estaba en el quinto pino de casa. Voy sola con la pequeña heredera en el carrito y pregunto si hay probadores amplios, donde pueda caber con el carro (obviamente no voy a dejarlo fuera). Sólo tienen uno grande, por lo que tengo que esperar... Más de 20 minutos a que saliese una señora que se estaba probando media tienda. Por favor, pongan tres o cuatro o cinco probadores amplios, que tampoco cuesta tanto.
Puede parecer una tontería, pero cuando vas sola, no lo es. ¿Acaso nadie piensa en los carritos? Y ya no en los carritos, que al fin y al cabo, a una malísima, puedes llevar al niño en brazos pero... ¿y las sillas de ruedas? (si no cabe un carrito, tampoco lo hará una silla) ¿Por qué hay tan mala accesibilidad para estas cosas?
No hablo sólo de pequeños bares y restaurantes que, si el espacio no lo permite, no puede hacer mucho más (aunque deberían tener una solución ya que no veo justo que las personas en silla de ruedas no puedan acceder a estos sitios) sino de grande franquicias que tampoco tienen facilidades para ello.
¿Sabéis lo que han conseguido conmigo? que si voy sola sólo vaya a determinados sitios en los que me garantizo que hay baños grandes (además de con cambiador) y que el carrito cabe perfectamente. Es una verdadera pena que pasen estas cosas hoy en día, que llegues a una tienda y que no puedas acceder a la planta de arriba porque hay cuatro escalones que se te hacen un mundo. Es una pena que varias tiendas y bares tengan dos o tres escalones a la entrada que te dificulten un poco el acceso (esto no lo digo ya tanto por el carrito, sino por las sillas de ruedas) y lo que es más lamentable aún (que me pasó una vez y casi me muero de la vergüenza) es que una señora te eche la bronca en el autobús porque vas con un carrito de bebé y ella se ha tenido que mover para que te puedas colocar en el espacio reservado para sillas y carritos. Todo el autobús se le echó encima y le invitó a bajarse del autobús si tanto le molestaba el carrito (en ese momento sólo quería morirme), no tiene ninguna razón y era una cascarrabias pero, el mal rato te lo hace pasar.
Pongamos todos un poquito de nuestra parte para facilitar este tipo de cosas.
¿Tenéis alguna experiencia negativa con este tipo de cosas? ¿La mala accesibilidad os ha impedido hacer algo?
lunes, 22 de junio de 2015
Conociendo al ginecólogo
Creo que la relación entre una mujer y su ginecólogo (léase también ginecóloga) debe ser como un flechazo, me explico. ¿Una relación de pareja funciona si no hay feeling? No, pues una relación mujer - gine tampoco, os lo digo yo. Debe haber algo, al fin y al cabo es el que va a inspeccionar ahí abajo, así que algo de confianza debe darte.
No me considero más vieja que Matusalén pero la verdad que para la edad que tengo creo que he pasado por varios (quizá demasiados) ginecólogos. ¿El motivo? no lo sé ni yo.
Cuando empecé a ir al ginecólogo iba al mismo al que había ido mi madre, hasta que se jubiló y hubo que cambiar. No importa lo que tardemos, pero hay que encontrar un ginecólogo que nos guste, y es que así es, es demasiado importante. Después de pasar por varios, caímos (mi madre, mi hermana y yo) en una que era muy buena. ¿El problema? Que sólo atendía un lunes al mes en la clínica de Madrid (el resto fuera), imagínate para pedir cita... ¡imposible! Un lunes al mes, por la mañana... esa cita valía su peso en oro. Después de varios años yo la dejé, no me compensaba tener una ginecóloga a la que para poder verla tenía que faltar al trabajo y estar al acecho para pedir cita. Empezaron a verme ginecólogos de su equipo (insisto en que cada vez uno, cuadrar las citas era misión imposible) como las visitas eran anuales, no le daba mayor importancia hasta que me quedé embarazada.
¿Y ahora qué hago? No tengo ginecólogo de cabecera, me lleva todo un equipo, así que para confirmar embarazo pedí hora con el primero que hubiese ya fuese en Madrid o fuera, y así pasó, que me empezaron a ver en Montepríncipe (en el quinto huevo a la derecha de mi casa). Al ser un embarazo y no una simple revisión, no quería que cada vez me viese uno, prefería tener uno fijo y ese uno me tenía que gustar.
Creo que cuando estamos embarazadas, cuando vamos a ser madres se nos despierta un instinto protector que no existía. Antes, si cada vez te veía uno, no pasaba nada, si había que retrasar la cita, daba igual... pero estando embarazada ¡ni pensarlo! Yo quería que siempre me viese el mismo (cuando empecé a ir al ginecólogo prefería mujeres por el tema de que crees que te entenderán más, que son como tú, que te dará menos vergüenza... a día de hoy mi ginecólogo es un hombre y la vergüenza, es un capítulo aparte, así que no caigáis en falsas apariencias)
A lo que iba, que ese instinto protector hizo que me centrase en un ginecólogo para que me llevase el embarazo. Los que me trataban en Montepríncipe me gustaban (la Dra. Kirk y el Dr. Valero son buena gente) pero me pillaba tan lejos de casa que no quería dar a luz ahí. Así que comenzó la búsqueda del ginecólogo perfecto (en último caso me iría a Montepríncipe).
Estuve mirando en la Clínica San José, allí nací yo y quieras que no, hace como ilusión, pero la mujer que nos atendió no nos gustó. No es que no hubiese feeling entre nosotros, es que había un muro de piedra, así que descartada. Cuando ya tenía casi decidido que iría a Montepríncipe ya que ningún hospital de Madrid me convencía, apareció el que hoy es mi ginecólogo. Fue recomendación de una amiga, que además ha trabajado con él. Atiende por lo privado y por lo público así que era estupendo ya que mi idea inicial era dar a luz en un hospital público (ya os conté por qué me decidí aquí) así que fui a conocerle, si me gustaba bien y si no... pues nada, a otra cosa.
La verdad que el hombre es bastante majete, lo medios que tiene en su consulta son buenos (os recuerdo que en la primera eco no pudimos escuchar el latido porque el ecógrafo estaba roto) y, aunque al parecer es bastante estricto con el tema del peso (en mi caso no lo fue ya que engordé 6,700 kg en todo el embarazo) es bastante comprensivo en general.
Pues nada, tarea resuelta. Ginecólogo cambiado (en la semana 20 de embarazo), nuevo hospital de nacimiento (con todos los medios) y a correr. Como yo me decidí por dar a luz en el hospital público, en la semana 38 me dio el alta para que me llevasen por la Seguridad Social (ya me habían dicho que era mejor que la última revisión la hiciesen allí por tema de expediente). Pues bien, me dieron hora para consulta y la ayudante casi se cae de espaldas cuando me vio de 38 semanas y la primera vez que iba al ginecólogo (tuve que explicarle brevemente todo). La ginecóloga se molestó bastante porque me hubiesen derivado allí y me dijo con bastante rintintín (ya que tuve que explicarle todo el proceso) que cuántas veces había cambiado de ginecólogo. ¿Y a usted qué le importa señora? ¿No será mejor que me quede con uno que me guste y me de confianza que con el primero que pase?
Me hizo una eco de 10 segundos (básicamente para comprobar que había latido, que ya se lo podía haber dicho yo por las patadas que daba) y listo (el padre ni olerlo, claro).
Aunque me supo mal que la mujer fuese tan antipática, no cambiaría mi decisión por nada y, a día de hoy, mis futuros embarazos serán como este (siento si a alguien le molesta que el embarazo me lo lleven por privado y luego de a luz en un público, pero creo que no hay motivo para enfadarse y que cada uno es libre de hacer lo que quiera)
¿Qué piensas de la relación mujer-gine? ¿Te costó elegir al tuyo?
No me considero más vieja que Matusalén pero la verdad que para la edad que tengo creo que he pasado por varios (quizá demasiados) ginecólogos. ¿El motivo? no lo sé ni yo.
Cuando empecé a ir al ginecólogo iba al mismo al que había ido mi madre, hasta que se jubiló y hubo que cambiar. No importa lo que tardemos, pero hay que encontrar un ginecólogo que nos guste, y es que así es, es demasiado importante. Después de pasar por varios, caímos (mi madre, mi hermana y yo) en una que era muy buena. ¿El problema? Que sólo atendía un lunes al mes en la clínica de Madrid (el resto fuera), imagínate para pedir cita... ¡imposible! Un lunes al mes, por la mañana... esa cita valía su peso en oro. Después de varios años yo la dejé, no me compensaba tener una ginecóloga a la que para poder verla tenía que faltar al trabajo y estar al acecho para pedir cita. Empezaron a verme ginecólogos de su equipo (insisto en que cada vez uno, cuadrar las citas era misión imposible) como las visitas eran anuales, no le daba mayor importancia hasta que me quedé embarazada.
¿Y ahora qué hago? No tengo ginecólogo de cabecera, me lleva todo un equipo, así que para confirmar embarazo pedí hora con el primero que hubiese ya fuese en Madrid o fuera, y así pasó, que me empezaron a ver en Montepríncipe (en el quinto huevo a la derecha de mi casa). Al ser un embarazo y no una simple revisión, no quería que cada vez me viese uno, prefería tener uno fijo y ese uno me tenía que gustar.
Creo que cuando estamos embarazadas, cuando vamos a ser madres se nos despierta un instinto protector que no existía. Antes, si cada vez te veía uno, no pasaba nada, si había que retrasar la cita, daba igual... pero estando embarazada ¡ni pensarlo! Yo quería que siempre me viese el mismo (cuando empecé a ir al ginecólogo prefería mujeres por el tema de que crees que te entenderán más, que son como tú, que te dará menos vergüenza... a día de hoy mi ginecólogo es un hombre y la vergüenza, es un capítulo aparte, así que no caigáis en falsas apariencias)
A lo que iba, que ese instinto protector hizo que me centrase en un ginecólogo para que me llevase el embarazo. Los que me trataban en Montepríncipe me gustaban (la Dra. Kirk y el Dr. Valero son buena gente) pero me pillaba tan lejos de casa que no quería dar a luz ahí. Así que comenzó la búsqueda del ginecólogo perfecto (en último caso me iría a Montepríncipe).
Estuve mirando en la Clínica San José, allí nací yo y quieras que no, hace como ilusión, pero la mujer que nos atendió no nos gustó. No es que no hubiese feeling entre nosotros, es que había un muro de piedra, así que descartada. Cuando ya tenía casi decidido que iría a Montepríncipe ya que ningún hospital de Madrid me convencía, apareció el que hoy es mi ginecólogo. Fue recomendación de una amiga, que además ha trabajado con él. Atiende por lo privado y por lo público así que era estupendo ya que mi idea inicial era dar a luz en un hospital público (ya os conté por qué me decidí aquí) así que fui a conocerle, si me gustaba bien y si no... pues nada, a otra cosa.
La verdad que el hombre es bastante majete, lo medios que tiene en su consulta son buenos (os recuerdo que en la primera eco no pudimos escuchar el latido porque el ecógrafo estaba roto) y, aunque al parecer es bastante estricto con el tema del peso (en mi caso no lo fue ya que engordé 6,700 kg en todo el embarazo) es bastante comprensivo en general.
Pues nada, tarea resuelta. Ginecólogo cambiado (en la semana 20 de embarazo), nuevo hospital de nacimiento (con todos los medios) y a correr. Como yo me decidí por dar a luz en el hospital público, en la semana 38 me dio el alta para que me llevasen por la Seguridad Social (ya me habían dicho que era mejor que la última revisión la hiciesen allí por tema de expediente). Pues bien, me dieron hora para consulta y la ayudante casi se cae de espaldas cuando me vio de 38 semanas y la primera vez que iba al ginecólogo (tuve que explicarle brevemente todo). La ginecóloga se molestó bastante porque me hubiesen derivado allí y me dijo con bastante rintintín (ya que tuve que explicarle todo el proceso) que cuántas veces había cambiado de ginecólogo. ¿Y a usted qué le importa señora? ¿No será mejor que me quede con uno que me guste y me de confianza que con el primero que pase?
Me hizo una eco de 10 segundos (básicamente para comprobar que había latido, que ya se lo podía haber dicho yo por las patadas que daba) y listo (el padre ni olerlo, claro).
Aunque me supo mal que la mujer fuese tan antipática, no cambiaría mi decisión por nada y, a día de hoy, mis futuros embarazos serán como este (siento si a alguien le molesta que el embarazo me lo lleven por privado y luego de a luz en un público, pero creo que no hay motivo para enfadarse y que cada uno es libre de hacer lo que quiera)
¿Qué piensas de la relación mujer-gine? ¿Te costó elegir al tuyo?
jueves, 18 de junio de 2015
Estreptococo grupo B
Una de las millones de pruebas que te realizan durante el embarazo es esta, la prueba del estreptococo del grupo B. Una, que es primeriza, no tenía conocimiento de todas las pruebas que te hacen, pero muchísimo menos de esta.
Un día en el trabajo, una compañera me preguntó si ya me habían hecho esta prueba (me lo preguntó sobre la semana 27-28 y esta prueba se suele hacer entre las semanas 35-37) el caso es que no la llamó "prueba del estreptococo del grupo B" sino ¿te han hecho la prueba del bastoncillo por el culo? mi cara, como os podéis imaginar, fue de pócker. ¿Bastoncillo por el culo? ¿Perdona? Sí, bueno, no duele ni nada, te meten un bastoncillo por el culo para ver si tienes una bacteria, en caso de que la tengas te tienen que poner antibiótico durante el parto, nada más. A mí me salió positivo y es muy importante que lo recuerdes cuando llegues al hospital.
Pues con cara desencajada me quedé yo cuando me contó todo esto. Desconocía por completo esta prueba, para qué servía, cuándo se hacía... TO-DO. Así que le pregunté a mi amigo Google y me dio una infinidad de respuestas.
Es una prueba rutinaria, nada peligrosa ni dolorosa, que consiste en coger una pequeña muestra de células vaginales y rectales para analizar si tienes bacterias del estreptococo del grupo B. En adultos sanos no tiene la menor importancia pero en bebés puede ser muy peligroso y en caso de que seas portadora puedes contagiárselo al bebé en el momento del parto. Entre un 10% y un 30% de las mujeres son portadoras de esta bacteria, y lo único importante es que lo recuerdes a tu llegada al hospital (aunque lo lleves en los informes) para que te pongan antibiótico cuando sea necesario.
Pues bien, llegó el día en que tocaba visita al ginecólogo en el posible momento de esa prueba. Aquel día fui a la visita impoluta (siempre voy al ginecólogo arreglada, pero ese día iba muy muy limpia, qué horror y qué vergüenza) y cuál fue mi sorpresa cuando me mandó hacerme la prueba. Que no me la hacía él vamos, que tenía que ir a un centro (el mismo de los análisis o de la prueba de la glucosa) para hacérmela. ¿Desde cuando este tipo de cosas no te las hace un ginecólogo? Pues en mi caso, tratándome por privado, no (no sé cómo será en lo público).
Muy bien, después de lo arreglada y limpia que iba me tocaba ir otro día, a otro sitio, con alguien a quien no conocía a mostrarle mi recto (por hablar finamente). A día de hoy... sigo sin entender por qué esta prueba no la hacen los ginecólogos.
Me presenté en el centro, impolutísima también, y me atendió una mujer (creo que para estas cosas me daba un poco igual porque la vergüenza era la misma). Me tumbé en un potro (con alguna dificultad ya que estaba de 36 semanas) y ahí que fue la mujer. No sé cuántas pruebas de estas habría realizado en su vida pero desde luego, conmigo se cebó ¡qué dolor! La prueba rectal, para mi sorpresa, apenas se nota, es simplemente rozar un bastoncillo (nada de meterlo como me habían contando) pero la parte vaginal, que se supone es similar a una citología... ¡madre del amor hermoso, que eres mujer tú también y debes saber cómo funciona eso! Salí del centro con un escozor... horroroso. Ella misma me confesó que no entendía por qué ella tenía que hacer estas cosas, que lo normal era que lo hiciese el ginecólogo, así que desde aquí hago una llamada a los ginecólogos... Por favor, hagan ustedes esta prueba, que tienen más experiencia (insisto que no sé cómo será en los centros públicos, lo mío era por privado).
Pues nada, resultado positivo, bacteria del estreptococo del grupo B presente y antibiótico durante el parto (ya sabéis que mi parto fue más largo que un día sin pan, podéis leerlo aquí, aquí y aquí). No tuve ninguna otra complicación y no me tengo que hacer más pruebas ni seguir ningún tratamiento.
Así que chicas, apuntad otra prueba más a la lista de Tareas del Embarazo
Un día en el trabajo, una compañera me preguntó si ya me habían hecho esta prueba (me lo preguntó sobre la semana 27-28 y esta prueba se suele hacer entre las semanas 35-37) el caso es que no la llamó "prueba del estreptococo del grupo B" sino ¿te han hecho la prueba del bastoncillo por el culo? mi cara, como os podéis imaginar, fue de pócker. ¿Bastoncillo por el culo? ¿Perdona? Sí, bueno, no duele ni nada, te meten un bastoncillo por el culo para ver si tienes una bacteria, en caso de que la tengas te tienen que poner antibiótico durante el parto, nada más. A mí me salió positivo y es muy importante que lo recuerdes cuando llegues al hospital.
Pues con cara desencajada me quedé yo cuando me contó todo esto. Desconocía por completo esta prueba, para qué servía, cuándo se hacía... TO-DO. Así que le pregunté a mi amigo Google y me dio una infinidad de respuestas.
Es una prueba rutinaria, nada peligrosa ni dolorosa, que consiste en coger una pequeña muestra de células vaginales y rectales para analizar si tienes bacterias del estreptococo del grupo B. En adultos sanos no tiene la menor importancia pero en bebés puede ser muy peligroso y en caso de que seas portadora puedes contagiárselo al bebé en el momento del parto. Entre un 10% y un 30% de las mujeres son portadoras de esta bacteria, y lo único importante es que lo recuerdes a tu llegada al hospital (aunque lo lleves en los informes) para que te pongan antibiótico cuando sea necesario.
Pues bien, llegó el día en que tocaba visita al ginecólogo en el posible momento de esa prueba. Aquel día fui a la visita impoluta (siempre voy al ginecólogo arreglada, pero ese día iba muy muy limpia, qué horror y qué vergüenza) y cuál fue mi sorpresa cuando me mandó hacerme la prueba. Que no me la hacía él vamos, que tenía que ir a un centro (el mismo de los análisis o de la prueba de la glucosa) para hacérmela. ¿Desde cuando este tipo de cosas no te las hace un ginecólogo? Pues en mi caso, tratándome por privado, no (no sé cómo será en lo público).
Muy bien, después de lo arreglada y limpia que iba me tocaba ir otro día, a otro sitio, con alguien a quien no conocía a mostrarle mi recto (por hablar finamente). A día de hoy... sigo sin entender por qué esta prueba no la hacen los ginecólogos.
Me presenté en el centro, impolutísima también, y me atendió una mujer (creo que para estas cosas me daba un poco igual porque la vergüenza era la misma). Me tumbé en un potro (con alguna dificultad ya que estaba de 36 semanas) y ahí que fue la mujer. No sé cuántas pruebas de estas habría realizado en su vida pero desde luego, conmigo se cebó ¡qué dolor! La prueba rectal, para mi sorpresa, apenas se nota, es simplemente rozar un bastoncillo (nada de meterlo como me habían contando) pero la parte vaginal, que se supone es similar a una citología... ¡madre del amor hermoso, que eres mujer tú también y debes saber cómo funciona eso! Salí del centro con un escozor... horroroso. Ella misma me confesó que no entendía por qué ella tenía que hacer estas cosas, que lo normal era que lo hiciese el ginecólogo, así que desde aquí hago una llamada a los ginecólogos... Por favor, hagan ustedes esta prueba, que tienen más experiencia (insisto que no sé cómo será en los centros públicos, lo mío era por privado).
Pues nada, resultado positivo, bacteria del estreptococo del grupo B presente y antibiótico durante el parto (ya sabéis que mi parto fue más largo que un día sin pan, podéis leerlo aquí, aquí y aquí). No tuve ninguna otra complicación y no me tengo que hacer más pruebas ni seguir ningún tratamiento.
Así que chicas, apuntad otra prueba más a la lista de Tareas del Embarazo
martes, 16 de junio de 2015
Preparación al parto
Antes de apuntarme a las clases de preparación al parto estuve pidiendo consejo a gente de mi alrededor. No tenía todas conmigo en si de verdad merecerían la pena, si serían una pérdida de tiempo, si aprendería algo... El caso es que encontré opiniones de todos los tipos y, al ser primeriza, decidí hacerlas por si acaso eran de vital importancia.
Hasta donde alcanzaba mi conocimiento en esas clases aprendería la tan importante respiración, que sería vital en el momento del parto, tan vital que como no la hubieses entrenado te caería una buena bronca. En esas clases aprendería también algunas cosas sobre el cuidado del bebé e, importante, cuándo ir al hospital (creo que esta fue la principal razón por la que decidí apuntarme. Mi miedo era ir demasiado pronto, o demasiado tarde).
Mi seguro me ofreció estas clases en varios centros y de diferente duración. Elegí por este orden: cercanía (todos más o menos igual) y duración (mi curso era de 5 clases, el que menos duraba). Una vez elegido y reservado, previa bronca de la señora porque había llegado demasiado tarde (semana 32 si no recuerdo mal) sólo faltaba esperar a que llegase el gran día.
Y allí que nos plantamos mi señor esposo y yo (él me acompañó a casi todas las clases) en una sala no muy grande, con otras 6-7 parejas más y una más que peculiar matrona. La mujer ponía toda su buena intención en explicarnos las cosas y en hacer los ejercicios con nosotros pero... había que contener la risa (hasta ahí voy a leer, de hecho una pareja nunca más volvió).
Cosas que aprenderás durante el curso:
- Cómo saber si estás de parto
- Cuándo ir al hospital
- El momento del parto (asistencia en el hospital)
- Posturas de lactancia
- Cómo poner un pañal
- Cuidados de la madre durante la cuarentena
- Visitas postparto a la matrona y al pediatra
Sinceramente, y después de haber hecho el curso casi completo (me salté una clase), no me sirvió casi casi de nada. La mayoría de las cosas ya las conocía (bien porque las había leído o bien porque las había aprendido cuidando niños) y los ejercicios... te aseguro que en el momento en el que estás en el paritorio se te han olvidado por completo (yo no es que no me acordase, sino que ni siquiera me acordé de acordarme). Creo que este tipo de cursos pueden venir muy bien a gente que no ha estado nunca o casi nunca con bebés, gente que jamás ha puesto un pañal, o gente a la que le gusta tener todo súper controlado pese a conocerlo, pero si no... muchas de las cosas que te pueden aportar las encontrarás en libros.
Al menos un par de parejas estaban en este curso por obligación, creo yo, y es que si eres primeriza y no has hecho los cursos de preparación al parto... parece que eres un bicho raro. Siento si se molesta alguna persona que imparte estos cursos, es una opinión personal y en ningún momento he tenido intención de ofender. Quizá si en lugar de 5 días, dos horas y media por día, se condensase todo (que se puede hacer, seguro) en un día, lo recomendaría más. Pero creo que estar media hora - tres cuartos para aprender a poner un pañal... es demasiado ¿no os parece?
¿Cuál es vuestra opinión sobre estos cursos? ¿Los recomendáis?
Cosas que aprenderás durante el curso:
- Cómo saber si estás de parto
- Cuándo ir al hospital
- El momento del parto (asistencia en el hospital)
- Posturas de lactancia
- Cómo poner un pañal
- Cuidados de la madre durante la cuarentena
- Visitas postparto a la matrona y al pediatra
Sinceramente, y después de haber hecho el curso casi completo (me salté una clase), no me sirvió casi casi de nada. La mayoría de las cosas ya las conocía (bien porque las había leído o bien porque las había aprendido cuidando niños) y los ejercicios... te aseguro que en el momento en el que estás en el paritorio se te han olvidado por completo (yo no es que no me acordase, sino que ni siquiera me acordé de acordarme). Creo que este tipo de cursos pueden venir muy bien a gente que no ha estado nunca o casi nunca con bebés, gente que jamás ha puesto un pañal, o gente a la que le gusta tener todo súper controlado pese a conocerlo, pero si no... muchas de las cosas que te pueden aportar las encontrarás en libros.
Al menos un par de parejas estaban en este curso por obligación, creo yo, y es que si eres primeriza y no has hecho los cursos de preparación al parto... parece que eres un bicho raro. Siento si se molesta alguna persona que imparte estos cursos, es una opinión personal y en ningún momento he tenido intención de ofender. Quizá si en lugar de 5 días, dos horas y media por día, se condensase todo (que se puede hacer, seguro) en un día, lo recomendaría más. Pero creo que estar media hora - tres cuartos para aprender a poner un pañal... es demasiado ¿no os parece?
¿Cuál es vuestra opinión sobre estos cursos? ¿Los recomendáis?
miércoles, 10 de junio de 2015
En la habitación de al lado
Imagino que os pasará a todas pero yo veo que mi hija crece TTTTAAAANNNN rápido, que no me da tiempo a asimilar todo, creo que en unos meses se independiza.
Antes de quedarme embarazada jamás pensé que actuaría como he actuado, supongo que es que la maternidad te cambia y te hace vivir las cosas de otra manera. Nunca pensé en colechar con la pequeña heredera (que duerma con nosotros), quizá algún día pero no de forma continuada, siempre pensé que a los seis meses dejaría de dormir en nuestra habitación y pasaría a su cuna grande, nunca pensé que sería tan placentero el despertarte por la mañana con sus manotazos y patadas mientras balbucea cualquier cosa, se te queda mirando y cuando abres un ojo ¡ZAS! sonrisa al canto y ya te ha alegrado el día... nunca pensé que haría todas estas cosas pero estoy encantada de la vida de haberlas disfrutado.
Puede que alguien se pregunte: si tanto te gustaba y tanto disfrutabas... ¿por qué has dejado de hacerlo? pues muy sencillo, el infumable calor que lleva haciendo en mi casa varios días ha hecho que acelere un poco el proceso de traspaso de habitación (seamos sinceros, tampoco quería que la niña durmiese con nosotros hasta que hiciese la comunión).
Llevaba tiempo pensando en ello pero siempre había algo que lo posponía: pobre que hoy está muy tonta, que hay que lavar las sábanas, que hay que plancharlas (yo no plancho las sábanas nunca), que si hoy tiene moquitos, venga hoy el último día, que no que ya mañana... hasta que llegó el calor para instalarse en nuestra habitación y los tres durmiendo en la cama era IN-VI-A-BLE. Ya podías tener la ventana abierta, la puerta abierta y el salón abierto para crear corriente... que sudábamos como pollos, teníamos que poner un cartel en la cama de máximo dos ocupantes, así que se acabaron las excusas y el lunes durmió por primera vez solita en su cuarto. Además del calor, últimamente estaba empezando a coger unas habilidades circenses que empezaba a ser peligrosa la cama.
Desde hacía un tiempo las siestas las estaba haciendo ahí, para que empezase a acostumbrarse a la cuna (la verdad que no sé si servirá o no de algo, pero por si acaso) y para que fuese algo independiente (hasta entonces las siestas las hacía en el sofá, con nosotros o en el parque, a nuestro lado, pero no solía estar en otra habitación).
Al principio temimos que se avecinase una odisea de noche (aunque peor que la anterior, levantándose cada hora, no podía ser) nos daba cosa no escuchar el intercomunicador y no oírla si lloraba... era todo muy extraño.
La verdad es que la noche pasó sin darnos cuenta (Blevit mediante, eso sí). Al principio no le hizo mucha gracia y se despertaba cada vez que se movía (debe ser que extrañaba la cama o algo así) pero luego ya cogió carrerilla y ¡hasta las 06:30 que pidió el desayuno! Ahí sí que me la llevé a la cama y se quedó durmiendo con nosotros hasta que sus manotazos y patadas hicieron acto de presencia en la habitación. Creo que con el tema de la lactancia es un poco complicado (y por qué no decirlo, pereza máxima absoluta a esas horas) el volverla a llevar a su cuna) pero poco a poco, todo a su tiempo.
El que la haya pasado a su habitación no quiere decir que no vuelva a dormir con nosotros, pero ya no de forma continuada. A veces pienso en si es demasiado pronto para enseñarla a dormir sola, o si la malacostumbro si colecha con nosotros porque... ¿hasta qué edad se debe colechar? La pequeña heredera tiene ocho meses y medio y aunque para algunas cosas la vea mayor... para cosas como esta la sigo viendo pequeñita.
Pues ahí está, la pequeña heredera hecha una jabata y ya durmiendo sola ¡a ver lo que dura!
¿A qué edad pasasteis a vuestros peques a la cuna? ¿cómo lo llevaron? Y vosotros ¿les echáis de menos?
Antes de quedarme embarazada jamás pensé que actuaría como he actuado, supongo que es que la maternidad te cambia y te hace vivir las cosas de otra manera. Nunca pensé en colechar con la pequeña heredera (que duerma con nosotros), quizá algún día pero no de forma continuada, siempre pensé que a los seis meses dejaría de dormir en nuestra habitación y pasaría a su cuna grande, nunca pensé que sería tan placentero el despertarte por la mañana con sus manotazos y patadas mientras balbucea cualquier cosa, se te queda mirando y cuando abres un ojo ¡ZAS! sonrisa al canto y ya te ha alegrado el día... nunca pensé que haría todas estas cosas pero estoy encantada de la vida de haberlas disfrutado.
Puede que alguien se pregunte: si tanto te gustaba y tanto disfrutabas... ¿por qué has dejado de hacerlo? pues muy sencillo, el infumable calor que lleva haciendo en mi casa varios días ha hecho que acelere un poco el proceso de traspaso de habitación (seamos sinceros, tampoco quería que la niña durmiese con nosotros hasta que hiciese la comunión).
Llevaba tiempo pensando en ello pero siempre había algo que lo posponía: pobre que hoy está muy tonta, que hay que lavar las sábanas, que hay que plancharlas (yo no plancho las sábanas nunca), que si hoy tiene moquitos, venga hoy el último día, que no que ya mañana... hasta que llegó el calor para instalarse en nuestra habitación y los tres durmiendo en la cama era IN-VI-A-BLE. Ya podías tener la ventana abierta, la puerta abierta y el salón abierto para crear corriente... que sudábamos como pollos, teníamos que poner un cartel en la cama de máximo dos ocupantes, así que se acabaron las excusas y el lunes durmió por primera vez solita en su cuarto. Además del calor, últimamente estaba empezando a coger unas habilidades circenses que empezaba a ser peligrosa la cama.
Desde hacía un tiempo las siestas las estaba haciendo ahí, para que empezase a acostumbrarse a la cuna (la verdad que no sé si servirá o no de algo, pero por si acaso) y para que fuese algo independiente (hasta entonces las siestas las hacía en el sofá, con nosotros o en el parque, a nuestro lado, pero no solía estar en otra habitación).
Al principio temimos que se avecinase una odisea de noche (aunque peor que la anterior, levantándose cada hora, no podía ser) nos daba cosa no escuchar el intercomunicador y no oírla si lloraba... era todo muy extraño.
La verdad es que la noche pasó sin darnos cuenta (Blevit mediante, eso sí). Al principio no le hizo mucha gracia y se despertaba cada vez que se movía (debe ser que extrañaba la cama o algo así) pero luego ya cogió carrerilla y ¡hasta las 06:30 que pidió el desayuno! Ahí sí que me la llevé a la cama y se quedó durmiendo con nosotros hasta que sus manotazos y patadas hicieron acto de presencia en la habitación. Creo que con el tema de la lactancia es un poco complicado (y por qué no decirlo, pereza máxima absoluta a esas horas) el volverla a llevar a su cuna) pero poco a poco, todo a su tiempo.
El que la haya pasado a su habitación no quiere decir que no vuelva a dormir con nosotros, pero ya no de forma continuada. A veces pienso en si es demasiado pronto para enseñarla a dormir sola, o si la malacostumbro si colecha con nosotros porque... ¿hasta qué edad se debe colechar? La pequeña heredera tiene ocho meses y medio y aunque para algunas cosas la vea mayor... para cosas como esta la sigo viendo pequeñita.
Pues ahí está, la pequeña heredera hecha una jabata y ya durmiendo sola ¡a ver lo que dura!
¿A qué edad pasasteis a vuestros peques a la cuna? ¿cómo lo llevaron? Y vosotros ¿les echáis de menos?
lunes, 8 de junio de 2015
¿Dónde empieza mi libertad?
Es probable que me meta en una camisa de once varas con este post, pero creo que estoy en mi derecho de dar mi opinión sin faltar el respeto a nadie.
Os pongo en situación: ¿conocéis la noticia de Pau, el niño de Olot de seis años, infectado por difteria por no vacunarle? Bien, pues he aquí el tema: ¿qué opinas de la no vacunación de los niños? ¿dónde empieza tu libertad y dónde termina la mía?
Creo que todos tenemos claro que los hijos son de cada uno y que sobre la educación eligen los padres, que para eso son sus padres, y los demás no deberíamos meternos en estas cosas, pero respecto al tema de salud (que afecta a los demás) creo que, al menos, tenemos derecho a opinar. Hablando claro: yo sí estoy a favor de la vacunación, creo que más vale prevenir que curar y que esa decisión, que cada uno considera propia, afecta a toda una sociedad. Si a tu hijo le duele la cabeza y no le quieres dar nada para aliviar el dolor, es decisión tuya, mi hija no se verá afectada por ello. Pero si tu hijo se contagia de algo por no vacunarle, sí que afecta a mi hija (y al resto de población). Desde el respeto, no comparto la idea de no vacunar a los niños.
He leído que los padres se sienten con un terrible sentimiento de culpa, lo entiendo, después de ser madre creo que no sería capaz de perdonarme que algo le pasase a mi hija por unamala decisión mía, y de verdad deseo que el pequeño se recupere lo antes posible y no le queden secuelas por ello.
He leído también que han vacunado a su hija pequeña, después de lo ocurrido no han dudado ni un segundo en hacerlo. Pero aquí hay algo que no entiendo... si no crees en las vacunas ¿por qué vacunas? ¿por si acaso? Creo que entonces algo sí que crees en las vacunas ¿no? Insisto en que no quiero faltar al respeto a toda esa gente que decide no vacunar a sus hijos pero, perdonarme, no lo entiendo. Tu libertad está en no vacunar pero... ¿dónde empieza la mía? Si tú no vacunas, a mí me afecta.
No sé si sería justo que se obligase a vacunar, no se si sería justo que impusiesen algún "castigo" y bien lo pongo entre comillas porque, aunque no creo que sea la palabra más adecuada, no encuentro la idónea, pero lo que creo que no es justo es que otros niños, que sí que siguen el calendario de vacunación, se contagien por alguien que ha decidido no hacerlo, no es justo que otros niños estén expuestos a este tipo de cosas cuando sus padres (ya que ellos son demasiado pequeños para hacerlo solos) sí que han tomado medidas para evitarlo. Ojo que este tipo de cosas no sólo afecta a los niños, si hay un niño contagiado, toda la sociedad se ve afectada.
Sin embargo, después de leer un artículo sobre el tema (podéis verlo aquí) me encuentro con situaciones y casos en las que yo misma podría dudar si seguir adelante o no con el calendario de vacunación. Me gustaría que leyeseis el artículo, creo que es interesante, pero os adelanto algo... ¿vacunarías a tus hijos pequeños si el mayor falleció por la reacción de una vacuna? ¿continuarías el calendario de vacunación con tus hijos, si el mayor quedó tetrapléjico a causa de una vacuna? Creo que son cosas difíciles de responder si no te encuentras en esa situación.
Pues he aquí el debate... ¿a favor o en contra de la vacunación? ¿por que?
Os pongo en situación: ¿conocéis la noticia de Pau, el niño de Olot de seis años, infectado por difteria por no vacunarle? Bien, pues he aquí el tema: ¿qué opinas de la no vacunación de los niños? ¿dónde empieza tu libertad y dónde termina la mía?
Creo que todos tenemos claro que los hijos son de cada uno y que sobre la educación eligen los padres, que para eso son sus padres, y los demás no deberíamos meternos en estas cosas, pero respecto al tema de salud (que afecta a los demás) creo que, al menos, tenemos derecho a opinar. Hablando claro: yo sí estoy a favor de la vacunación, creo que más vale prevenir que curar y que esa decisión, que cada uno considera propia, afecta a toda una sociedad. Si a tu hijo le duele la cabeza y no le quieres dar nada para aliviar el dolor, es decisión tuya, mi hija no se verá afectada por ello. Pero si tu hijo se contagia de algo por no vacunarle, sí que afecta a mi hija (y al resto de población). Desde el respeto, no comparto la idea de no vacunar a los niños.
He leído que los padres se sienten con un terrible sentimiento de culpa, lo entiendo, después de ser madre creo que no sería capaz de perdonarme que algo le pasase a mi hija por una
He leído también que han vacunado a su hija pequeña, después de lo ocurrido no han dudado ni un segundo en hacerlo. Pero aquí hay algo que no entiendo... si no crees en las vacunas ¿por qué vacunas? ¿por si acaso? Creo que entonces algo sí que crees en las vacunas ¿no? Insisto en que no quiero faltar al respeto a toda esa gente que decide no vacunar a sus hijos pero, perdonarme, no lo entiendo. Tu libertad está en no vacunar pero... ¿dónde empieza la mía? Si tú no vacunas, a mí me afecta.
No sé si sería justo que se obligase a vacunar, no se si sería justo que impusiesen algún "castigo" y bien lo pongo entre comillas porque, aunque no creo que sea la palabra más adecuada, no encuentro la idónea, pero lo que creo que no es justo es que otros niños, que sí que siguen el calendario de vacunación, se contagien por alguien que ha decidido no hacerlo, no es justo que otros niños estén expuestos a este tipo de cosas cuando sus padres (ya que ellos son demasiado pequeños para hacerlo solos) sí que han tomado medidas para evitarlo. Ojo que este tipo de cosas no sólo afecta a los niños, si hay un niño contagiado, toda la sociedad se ve afectada.
Sin embargo, después de leer un artículo sobre el tema (podéis verlo aquí) me encuentro con situaciones y casos en las que yo misma podría dudar si seguir adelante o no con el calendario de vacunación. Me gustaría que leyeseis el artículo, creo que es interesante, pero os adelanto algo... ¿vacunarías a tus hijos pequeños si el mayor falleció por la reacción de una vacuna? ¿continuarías el calendario de vacunación con tus hijos, si el mayor quedó tetrapléjico a causa de una vacuna? Creo que son cosas difíciles de responder si no te encuentras en esa situación.
Pues he aquí el debate... ¿a favor o en contra de la vacunación? ¿por que?
miércoles, 3 de junio de 2015
¿Dónde meto la ropa?
Estás embarazada y comienzas a preparar la habitación del bebé, hasta ahí todo de acuerdo pero seguro que os habéis planteado un problema ¿qué hago con todo esto? ¡No me cabe! Y es que la mayoría de nosotras no vivimos en palacios o mini palacios donde nuestros herederos puedan tener una habitación del tamaño del salón (como mínimo) así que tenemos que elegir qué queremos en la habitación del bebé. Ellos son demasiado pequeños, aún no deciden, así que debemos hacerlo por ellos.
En mi caso he de decir que considero que Aitana no tiene una habitación pequeña (ni mucho menos es como el salón, ni tan siquiera es la más grande de la casa, pero creo que tiene un tamaño bastante decente), aún así no me cabía todo: cuna, cómoda, mecedora, cambiador, estantería, alfombra... había que elegir.
Un día llegó mi hermana y me planteó una alternativa que me encantó. Ahorras espacio y dinero. ¿Qué me planteó? Meter el cambiador dentro del armario ¿Cómo? Sí, que la zona del cambiador (con todo lo que ello conlleva) estuviese integrada dentro del armario. Al principio puede parecer incómodo, ahí todo mezclado, todo junto... pero luego te das cuenta que es una buena solución, que te ayuda a ahorrar espacio (que con un hijo pequeño siempre falta) y que si un día no te da tiempo y tienes las cosas desordenadas, fácil solución: cierra la puerta del armario y listo.
Como me pareció una buena idea quería enseñaros el resultado para que, si os gusta ¡lo pongáis en práctica! He de decir que tuve que hacer varios apaños con los muebles ya que el armario, además de antiguo, está fatal hecho (con unos desniveles considerables) pero creo que quedó bastante apañado.
¿Qué os parece?
En mi caso he de decir que considero que Aitana no tiene una habitación pequeña (ni mucho menos es como el salón, ni tan siquiera es la más grande de la casa, pero creo que tiene un tamaño bastante decente), aún así no me cabía todo: cuna, cómoda, mecedora, cambiador, estantería, alfombra... había que elegir.
Un día llegó mi hermana y me planteó una alternativa que me encantó. Ahorras espacio y dinero. ¿Qué me planteó? Meter el cambiador dentro del armario ¿Cómo? Sí, que la zona del cambiador (con todo lo que ello conlleva) estuviese integrada dentro del armario. Al principio puede parecer incómodo, ahí todo mezclado, todo junto... pero luego te das cuenta que es una buena solución, que te ayuda a ahorrar espacio (que con un hijo pequeño siempre falta) y que si un día no te da tiempo y tienes las cosas desordenadas, fácil solución: cierra la puerta del armario y listo.
Como me pareció una buena idea quería enseñaros el resultado para que, si os gusta ¡lo pongáis en práctica! He de decir que tuve que hacer varios apaños con los muebles ya que el armario, además de antiguo, está fatal hecho (con unos desniveles considerables) pero creo que quedó bastante apañado.
¿Qué os parece?
El armario era marrón pero lo pintamos en blanco para que quedase a juego con la habitación. Los pomos en forma de pollito son de Bricor pero también los hay en Leroy Merlin (hay muchos animales, en mi caso el armario son pollitos y la cuna pulpos)
Los muebles son de Ikea. A la cómoda principal le quitamos el cajón de abajo ya que si no no se podría abrir y aprovechamos ese espacio para poner unas cajas (todas de Ikea también). El mueble de la derecha está subido a un pequeño escalón para que el cajón de abajo se pudiese abrir. La barra del armario es de Bricor y las perchas rosas (aunque en la foto no se aprecian mucho) son de Mercadona (las hay en rosa y en azul). El espejo es made in casa y el colchón de cambiador lo compró mi hermana por internet.
Lo colgué aquí, en principio, porque no sabía muy bien dónde ponerlo pero cada vez estoy más contenta porque me parece súper práctico. Estos bolsillitos son de Zara Home, regalo de una amiga de mi hermana. Son monísimos y súper útiles para guardar todas las cosas del bebé: cremita, colonia, esponja, bastoncillos, tijeras... así lo tienes todo a mano.
Como veis, creo que queda bastante apañado y que te ahorra muchísimo espacio. Piensa que el armario lo tendrás que poner sí o sí (en este caso es empotrado) pero deberás poner el cambiador del bebé en alguna parte así que, todo junto, recogidito y ahorrando espacio.
¿Qué solución pusiste en práctica para ahorrar espacio? ¿Te parece útil el tener todo junto?
lunes, 1 de junio de 2015
Aprendiendo con el embarazo
Y siguen las palabras que empiezan a sonar en nuestra cabeza cuando estamos embarazadas. No es que sea la Larousse pero oye, creo que al final estamos haciendo un pequeño diccionario del embarazo que espero, a más de uno y de una, solucione alguna papeleta.
Pues nada, he aquí los términos de esta semana:
- Puerperio: desconocía por completo esta palabra hasta que me quedé embarazada, es más, hasta que hice los cursos de preparación al parto (cerca de la semana 30). Igual puerperio no os suena de nada pero... ¿cuarentena? esa sí ¿verdad? Pues es lo mismo, es el periodo que sucede después del parto y dura 40 días. Durante este tiempo el cuerpo de la mujer experimentará muchos cambios (externos pero sobretodo internos) de recuperación. Se trata de un período muy importante, ya que es el tiempo de aparición de los factores que encabezan las causas de mortalidad materna (hemorragias posparto, por ejemplo). Pero no sólo la madre sufre estos cambios, el bebé también ha de acostumbrarse a esta nueva forma de vida.
- Epidural: palabra poco novedosa, tanto si estás embarazada como si no, pero que por si acaso no está mal recordar. Se trata de una anestesia que se introduce en el espacio epidural (en la espalda) y que, en el caso del parto, alivia el dolor. Como experiencia personal: 100% recomendable. Nada de dolor y se agradece infinito. Eso sí, tiene contraindicaciones: Si el nivel de dilatación está muy avanzado, si hay tatuajes en la zona o si la paciente sufre obesidad o cardiopatías.
- Placenta previa: se trata de un problema durante el embarazo en el que la placenta crece en la parte más baja del útero y cubre toda la abertura hacia el cuello uterino. El síntoma principal es un sangrado repentino y será el ginecólogo quien evaluará el riesgo del sangrado con el riesgo de un parto prematuro (a veces la mejor solución puede ser dar a luz después de la semana 36). En caso de tener placenta previa es muy probable que tengan que practicar una cesárea en el momento del parto. Debes cuidarte, reducir tu ritmo, guardar reposo y evitar las relaciones sexuales.
- Isofix: vale que esta palabra no está relacionada con el embarazo pero, os aseguro, que sí que lo está con algo relacionado con el bebé: la silla del coche. Como os podéis imaginar, la seguridad de tu bebé será de vital importancia y, ante el desconocimiento de varias cosas, te volverás loco/a a la hora de buscar "la mejor" para tu heredero. El sistema ISOFIX está presente en los coches, aunque no en todos, y es un sistema de sujeción para las sillas de seguridad de los niños. ¿Qué ventajas tiene? pues que facilitan las cosas (las sillas se montan de forma más rápida y segura) y además pueden llegar a reducir hasta el 22% de las lesiones graves de los niños en accidentes. Mejora la estabilidad del asiento y reduce el recorrido de la cabeza hacia adelante en un impacto frontal (evitando el latigazo). ¿El inconveniente? El precio, las sillas que cuentan con este sistema son algo más caras que las tradicionales. Creo que deberá ser elección de cada uno el evaluar si merece o no la pena esta inversión (personalmente yo no la tengo).
Pues nada, he aquí los términos de esta semana:
- Puerperio: desconocía por completo esta palabra hasta que me quedé embarazada, es más, hasta que hice los cursos de preparación al parto (cerca de la semana 30). Igual puerperio no os suena de nada pero... ¿cuarentena? esa sí ¿verdad? Pues es lo mismo, es el periodo que sucede después del parto y dura 40 días. Durante este tiempo el cuerpo de la mujer experimentará muchos cambios (externos pero sobretodo internos) de recuperación. Se trata de un período muy importante, ya que es el tiempo de aparición de los factores que encabezan las causas de mortalidad materna (hemorragias posparto, por ejemplo). Pero no sólo la madre sufre estos cambios, el bebé también ha de acostumbrarse a esta nueva forma de vida.
- Epidural: palabra poco novedosa, tanto si estás embarazada como si no, pero que por si acaso no está mal recordar. Se trata de una anestesia que se introduce en el espacio epidural (en la espalda) y que, en el caso del parto, alivia el dolor. Como experiencia personal: 100% recomendable. Nada de dolor y se agradece infinito. Eso sí, tiene contraindicaciones: Si el nivel de dilatación está muy avanzado, si hay tatuajes en la zona o si la paciente sufre obesidad o cardiopatías.
- Placenta previa: se trata de un problema durante el embarazo en el que la placenta crece en la parte más baja del útero y cubre toda la abertura hacia el cuello uterino. El síntoma principal es un sangrado repentino y será el ginecólogo quien evaluará el riesgo del sangrado con el riesgo de un parto prematuro (a veces la mejor solución puede ser dar a luz después de la semana 36). En caso de tener placenta previa es muy probable que tengan que practicar una cesárea en el momento del parto. Debes cuidarte, reducir tu ritmo, guardar reposo y evitar las relaciones sexuales.
- Isofix: vale que esta palabra no está relacionada con el embarazo pero, os aseguro, que sí que lo está con algo relacionado con el bebé: la silla del coche. Como os podéis imaginar, la seguridad de tu bebé será de vital importancia y, ante el desconocimiento de varias cosas, te volverás loco/a a la hora de buscar "la mejor" para tu heredero. El sistema ISOFIX está presente en los coches, aunque no en todos, y es un sistema de sujeción para las sillas de seguridad de los niños. ¿Qué ventajas tiene? pues que facilitan las cosas (las sillas se montan de forma más rápida y segura) y además pueden llegar a reducir hasta el 22% de las lesiones graves de los niños en accidentes. Mejora la estabilidad del asiento y reduce el recorrido de la cabeza hacia adelante en un impacto frontal (evitando el latigazo). ¿El inconveniente? El precio, las sillas que cuentan con este sistema son algo más caras que las tradicionales. Creo que deberá ser elección de cada uno el evaluar si merece o no la pena esta inversión (personalmente yo no la tengo).
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